25.6.14

Ciudad de Chihuahua

Aunque las primeras minas se encontraron en Chihuahua en 1646, hubieron de transcurrir 50 años antes de que los españoles pudieran iniciar un establecimiento formal después de lograr cierto dominio sobre los Tarahumaras. Por 1709, cuando llegó el Gobernador Antonio Deza y Ulloa, ya comenzaba la explotación regular de los ricos yacimientos. Para establecer la cabecera, eligió un sitio cercano a la junta de los ríos Chivíscar y Sacramento. Trazó un plano con lugar para plaza de armas, casas consistoriales, iglesia y solares para los vecinos. Y lo llamó Francisco de Cuéllar.




Pronto en 1718, ascendió de real a villa y cambió el nombre por San Felipe el Real de Chihuahua, del que conserva sola la última parte en 1823, cuando se convirtió en la capital del estado de Chihuahua.
De la época colonial, la ciudad conserva la Catedral, el Acueducto y los templos de San Francisco y Santa Rita como puntos más relevantes.

En Cuanto a edificaciones del sigo XIX , su profusión y calidad indican claramente la bonanza que se vivió en el Porfiriato. La arquitectura moderna y contemporánea, de la que también hay muestras interesantes, se fue mezclando en el perímetro central, hasta que se inició el rescate del antiguo patrimonio arquitectónico, que hoy recibe a los visitantes en todo su esplendor.

3.6.14

Los Rarámuris

A la llegada de los españoles el pueblo rarámuri ocupaba desde las grandes llanuras del centro de Chihuahua hasta la Sierra Tarahumara, pero el avance colonizador los obligó a replegarse hacia la sierra, era el único resguardo seguro para evadir del trabajo forzado en las haciendas y en las minas. Ahora las comunidades tarahumaras sólo se encuentran en una parte de la sierra, ya que aún en su refugio siguen siendo despojados. 

Los tarahumaras se llaman a sí mismos rarámuri. El término tarahumara es una corrupción o hispanización de la palabra rarámuri: tarámuri, inversión tarumari, de ahí proviene, según el padre Luis G. Verplancken, la voz tarahumara. La mención más antigua de este término la da el misionero jesuita Joan Font en 1608 al citarlos en una carta como "tarahumaros". 
Según el historiador Luis González el término rarámuri significa etimológicamente "planta (del pie) corredora" y que en un sentido más amplio quiere decir "Los de los pies ligeros", haciendo referencia a una de sus tradiciones ancestrales: la de correr. Sin embargo para ellos, los rarámuri son La Gente, los Hombres, los hijos de Dios. Los rarámuri, al igual que muchos de los grupos indígenas de nuestro continente, conservan como la herencia más importante su cultura y valores espirituales, resultado de miles de años de lucha social que los ha dotado de una intensidad de vida, una forma de existencia; una armonía en las relaciones humanas y con la naturaleza que está muy lejos de alcanzar nuestra sociedad moderna, a pesar de su notable avance tecnológico. 

Gran parte de las tradiciones actuales de los rarámuri son una apropiación de lo aprendido de los misioneros jesuitas durante los casi 150 años que convivieron en la época colonial. Expulsada la orden por mandato del rey de España en 1767, los rarámuri reinterpretaron el cristianismo, vaciaron símbolos y ritos en sus propios moldes, dejando lo que nada les decía y conservando y adaptando a su expresión cultural simbólica. El resto, tarea imposible para los misioneros debido a su mentalidad occidental y conceptual. 

Las comunidades rarámuri están constituidas por una población dispersa cuyo centro es el valle o el sitio donde está la iglesia o la misión. Hay rarámuris que se alejan más y habitan en cuevas o en cabañas rústicas, dentro de profundas barrancas o en las laderas de los cerros e incluso hay grupos que se desplazan estacionalmente: descienden a las barrancas durante el invierno, huyendo del frío, y regresan a las mesetas en la primavera o el verano. La autoridad máxima tradicional en la comunidad rarámuri es el Gobernador o Siríame, y generalmente reúne a todos los domingos para darles un nawésari o sermón en el que se ventilan los problemas de la comunidad. Los guías espirituales y doctores son los owirúames, de gran autoridad e influencia.