21.3.12

San Francisco de Conchos y sus alrededores



Esta es la tierra donde, según cuenta la tradición, lloró la pequeña imagen de la Virgen que está en la vieja misión franciscana. Cunado los indios conchos se sublevaron en 1645, dos misioneros regaron esta tierra con su sangre: fray Tómas de Zigarrán y fray Francisco Labado. Posteriormente se erigió en este lugar, en 1680, un presidio militar que permanecería hasta mediados del siglo XVIII.

Junto con la misión de Coyame y el resto de los pueblos fundados en el río Conchos, tuvo gran relevancia durante el periodo colonial.

Además del atractivo que representa su cercanía con el río, aún pueden verse vestigios del acueducto y otras construcciones coloniales como el templo de San Francisco de Asís, el panteón y la capilla de la Virgen de Guadalupe. 

14.3.12

Los primeros años del tren en el norte de Sinaloa


Desde finales del siglo XIX, Sinaloa presentaba un ángulo muy alentador en su economía y la enorme riqueza hidráulica proporcionaba características muy adecuadas para el cultivo, desarrollando una agricultura y vigorosa. La minería, como actividad principal en Sinaloa, mostraba un excelente panorama, favoreciendo la economía estatal y regional, se producían metales preciosos, aunque también se inició la explotación de metales preciosos, aunque también se inició la explotación de metales industriales como el cobre. Las comunicaciones con el exterior se realizaban por barco, vía los puertos de Altata y Mazatlán. Con el interiores utilizaban diligencias y carretas, sistemas muy socorridos en aquellos tiempo.

Las innovaciones tecnológicas, aplicadas a las diferentes ramas de la producción, motivaron su incremento, haciendo necesaria la implantación de un sistema de transporte que posibilitara la salida más rápida de los productos hacia el mercado internacional y regional, y el ferrocarril le vino a dar solución y a contribuir con este desarrollo. Aunque en Sinaloa la construcción de líneas ferroviarias fue posterior a la del centro-noreste del país, el tendido de vías inicia en el Porfiriato, durante el gobierno del General Francisco Cañedo (1877-1909). El primer ferrocarril que operó en Sinaloa fue el popular Tacuarinero (1883), que cubría los 62 km que median entre el puerto de Altata y la ciudad de Culiacán; se construyó como parte del Ferrocarril Occidental Mexicano.

Entre 1900 y 1910, se tendió la parte sinaloense del ferrocarril Kansas City, Mexico and Orient, que es actualmente el Ferrocarril Chihuahua-Pacífico (CHEPE). El Kansas pretendía correr de Ojinaga a Topolobampo a San Felipe. El puerto de Topolobampo se abrió en 1902 como puerto de altura para la introducción de material ferroviario que importaba la empresa Kansas City Mexico and Orient; en estas mismas fechas se construyó el ferrocarril South Pacific (actual Ferrocarril Pacífico),  que recorre al estado en toda su longitud, y la frontera estadounidense; en 1927, la vía férrea llegó hasta Guadalajara.

La producción minera creció en volumen y en valor, y por más de un siglo fue el principal producto de exportación al mercado internacional. Sin embargo, a finales del siglo XIX y principios del XX, hubo una criis del precio de la plata, y luego del cobre, que deterioraron esta tradicional actividad económica de Sinaloa, por lo que la minería empezó a perder su principal papel económico en la región, a la par que crecía la importancia de la agricultura.

Ya desde 1880, la región de Los Mochis  se perfilaba como un motor agrícola con la fundación de los primeros ingenios azucareros. Importantes compañías se establecieron, como The Aguila Sugar Refining Company y después la Sinaloa Sugar Company, del empresario estadounidense Benjamin Francis Johnston, quien llegaría a administrar los más importantes ingenios azucareros del estado.

Hoy día, el turismo es parte importante del desarrollo de la región. En 1961, con la conclusión del sistema de vía férrea Chihuahua al Pacífico a través de la Sierra, Los Mochis se convirtió en la puerta de entrada a las barrancas del Cobre. 

7.3.12

Chihuahua Ciudad en movimiento



Visitar Chihuahua no sólo es adentrarse en el estado más grande de la república Mexicana, en donde es posible encontrar una gran variedad de ecosistemas, desde desierto hasta bosque, Chihuahua también es tierra de revolucionarios, tarahumaras, menonitas y de grandes aventureros que gozan explorando su fascinante y agreste geografía.

La ciudad de Chihuahua ofrece grandes museos, hasta sitios históricos como la casa del general Francisco Villa. Esta vieja casona se encuentra en las calles de Chihuahua antiguo, y fue aquí donde el revolucionario compartió momentos con su única esposa reconocida por la ley. Pancho Villa habitó esta casa cuando fue gobernador del estado; actualmente alberga un museo.


En el centro de la ciudad encontrará la Catedral, de estilo barroco, y la Plaza de Armas, donde es posible refrescarse con una rica nieve o bolear los zapatos con alguno de lo boleros instalados en unos peculiares quioscos a orillas de la plaza.


Cerca de ahí se encuentra el Museo de Arte Sacro el Palacio Municipal. Por la calle Libertad se llega a otro punto obligado de visita: el Palacio de Gobierno, en cuya planta baja se localiza el Museo de Hidalgo, diseñado para rendir homenaje al Padre de la Patria. Es posible visitar el calabozo donde este personaje estuvo preso antes de ser fusilado el 3 de junio e 1811.


Las Calles y mansiones de Chihuahua conservan muchas historia, algunas de ellas de amor, como la de la mansión conocida como Quinta Gameros, que actualmente es un centro cultural.

Cerca de la ciudad existen muchos otros lugares para visitar, como Delicias, cónsul famoso museo paleontológico, el Parque Nacional Cumbres Cuauhtémoc, con sus comunidades menonitas, todos ellos a una hora de distancia de la ciudad.