29.2.12

Ojinaga y alrededores



Al sitio donde los ríos más caudalosos de Chihuahua- el Conchos y el Bravo- mezclan sus aguas, llegó en 1684 el maestre de campo Juan Fernández de Mendoza y tomó posesión de la tierra, en nombre de la corona española. Pasaron 30 años hasta que el virrey de Valero ordenó al sargento mayor, Juan Antonio de Trasviña, somete a los indígenas nativos que merodeaban por las riberas de ambos ríos, impidiendo la labor de los misioneros y de los colonizadores.

Trasviña fundó Santiago de Coyame y Nuestra Señora de Begoña y, desde lo alto de una sierra que llamó De la Cruz, vio el fértil valle de Ojinaga. Sus hombres atravesaron el río y en la otra banda levantaron cuatro misiones: la de Aranzazu, la de Guadalupe, la de San José, y finalmente la de San Cristóbal. Esos nombres, perdidos todos en el polvo del desierto, se recuerdan apenas en algunos renglones de la historia.

Las misiones de los ríos se despoblaron diez años después, cuando los indios se alzaron y la región volvió a ser como antes. Para detener a comanches y apaches , los novohispanos establecieron un presidio militar en 1759, al que llamaron Presidio del Norte. Ese nombre le quedó hasta 1865, cuando los liberales chihuahuenses cambiaron el viejo nombre por el de Villa Ojinaga, en memoria de su correligionario Manuel Ojinaga, asesinado por los imperialistas en la Sierra Tarahumara.  En cambio los invasores norteamericanos que se establecieron a la izquierda del río Bravo conservaron el nombre de Presidio, tan cargado de historia.

Ojinaga, localizada a 223 kilómetros de la capital chihuahuense, siguió siendo paso de aventureros desesperados que desafiaban a víboras y coyotes del desierto. De esta frontera salió el general Luis Terrazas con su carga de pesos y parientes a buscar amparo y refugio del otro lado del Bravo, mientras Villa le pisaba los talones, le quemaba trenes y tomaba a su hijo de rehén.

En Ojinaga usted podrá sentir la emoción de pisar un paisaje casi lunar; podrá imaginar el principio del mundo; podrá meter las manos en la arena y quedarse con los fósiles de peces y caracoles que vivieron en este mas de Tetis. Las noches de luna confundirán los aullidos de los coyotes con los alaridos de apaches y tobosos que, como fantasmas, siguen reclamando su tierra. No se pueda este paisaje de lechuguilla, de flores insólitas que viven un solo día, y del agave que da la savia para destilar sotol, bebida que se hace  perlas en la botella y consuela la soledad del desierto.

22.2.12

Cueva de la Olla

A 55 kilómetros de Casas Grandes rumbo del suroeste,- 45 pavimentados y 10 de terracería - por la carretera a Mata Ortiz se llega al sitio llamado Valle de las Cuevas. Es recomendable contratar los servicios de algún guía local que conozca bien los caminos para llegar hasta aquí. 




Este conjunto arqueológicos se compone de siete recintos o habitaciones, incrustados dentro de una enorme cueva rocosa. Por su originalidad, destaca el enorme granero o coscomate, como se le denominada comúnmente, de carácter circular en forma de olla de grandes dimensiones. Los indígenas usaban estos depósitos como silos para guardar granos y comestibles, protegiéndolos de la humedad y los roedores. Se pueden considerar estas construcciones dentro del complejo Paquimé, ya que su edificación es a base de adobes colados, con la misma técnica usada en Casas Grandes. 


16.2.12

Los Mochis Puerta de entrada a las Barrancas.


Desde finales del siglo XIX, con el sueño del ferrocarril por parte de Albert Kimsey y Owen y la fundación de los primeros ingenios azucareros, llegan los primeros colonos norteamericanos y sinaloenses a las cercanías de Topolobampo. Pero es hasta el 20 de abril de 1903, que se funda por decreto de la alcaldía de Los Mochis y se empieza a dar el primer trazo de la ciudad.

Los Mochis es una ciudad joven y moderna, fusión de dos culturas.: norteamericana e indígenas de la raza mayo del norte de Sinaloa. Al llegar a Los Mochis encontrará una tierra extraordinariamente fértil y un lugar lleno de calles reticulares, anchas y arboladas. Este destino brinda gran hospitalidad en sus hoteles de primera calidad, poniendo a disposición del visitante todos los servicios y la información para ayudarle a planear un itinerario inolvidable.

Los Mochis es un lugar estratégico del noroeste del Pacífico Mexicano, que forma para fundamental del “Corredor Barranca del Cobre”. Se puede ingresar a él vía marítima (ferry La Paz-Topolobampo) o área, y está conectado por una autopista que une al estado a lo largo de todo el país.

Entre los muchos atractivos que se pueden conocer en Los Mochis, encontramos el Museo Regional, el Jardín Botánico,  el puerto de Topolobampo, las Islas del Farallón y la de los Pájaros, así como la playa de El Maviri. 


8.2.12

Personajes mas notables de Camargo


Dos de las personas más reconocidas de la zona de Camargo son Enrique Carbajal Sebastian y Lucha Villa. Enrique Carbajal, mejor conocido como Sebastián, nació en Camargo en 1947 y desde finales de los años sesenta empezó a crear una obra escultórica única, con estructuras desdobladas. Hoy es el exponente más importante del geometrismo mexicano. Desde 1968 ha realizado más de 120 exposiciones individuales en México, Alemania, Bélgica, Brasil, Colombia, España, Estados Unidos, Francia, Japón Suiza y Venezuela.

Su creación más conocida es El Caballito. Localizada en el centro de la Ciudad de México; pero existen esculturas urbanas suyas en diversos estados, así como en ciudades latinoamericanas, de los estados Unidos, Europa y Japón.

Por otro lado, Lucha Villa nació en Camargo. Se le bautizó con el nombre de Luz Elena Ruiz Bejarano, pero en todo México se e conoce por su apodo, pues encarna el prototipo de la mujer norteña, grandota, desenvuelta y bella.


Ha sido una de las mejores intérpretes de la canción ranchera, con un estilo propio, lleno de ternura y suave como terciopelo. Pero Lucha no sólo ha sido cantante, sino una extraordinaria actriz que se reveló en películas como el gallo de oro, El principio del fin y El lugar sin límites.

Considerada como la mejor intérprete de José Alfredo Jiménez, hoy es, una muy querida embajadora de Chihuahua.