30.11.11

La Cultura Tarahumara


Desde hace cientos de años vive aquí, dispersa en pequeñas comunidades, la población tarahumara.

Cuando el jesuita Juan Fonte fundó en lo que hoy es belleza una misión para indios tepehuanes, supo que tenían fricciones con los llamados raráhumare, o sea “corredores de a pie”. Al redactar su informe anual en 1607, el padre Fonte se enfrentó al dilema de usar o no la letra R – que suena fuerte al principio de palabra- pues deformaría el getilicio que pretendía escribir, así que optó por escribir tarahumares, en vez de raráhumares.

Los estudios arqueológicos revelan su presencia en la sierra chihuahuense desde hace cerca 10 mil años. La antropología los considera de origen náhuatl, y su lengua está clasificada dentro del grupo uto-azteca.

Es sorprendente que el número aproximado de 40 mil individuos reportado por los jesuitas en el siglo XVII haya permanecido más o menos estable hasta nuestros días, así coo la homogeneidad de su cultura e idioma, a pesar de que nunca tendieron a formar comunidades, debido probablemente a la geografía del hábitat – que no permite cultivos extensos – y a que las planicies son demasiado áridas para sembrar, por lo que vivían también de la caza y la pesca. 

Los tarahumaras actuales conservan bastantes elementos propios, aunque han tornado préstamos de la cultura occidental, como lo es la domesticación de ganado menor, con cuya lana confeccionan las fajas y mantas que antes hacían con fibra de maguey. Sus magníficos trabajos de cestería mantienen características prehispánicas, y siguen cultivando maíz, frijol y calabaza, aunque la mayoría ha sustituido la coa por el arado jalado por bueyes. Su alimentación es básicamente la misma: tortillas, pinole hecho con maíz tostado, atole, calabazas condimentadas en varias formas, frijoles, quelites, verdolagas y algunas otras hierbas silvestres. La carne de venado hoy ha sido sustituida por la de res, que consumen por lo general en las festividades.

Bajo un aparente cristianismo, se perciben reminiscencias de una religión animista, con culto al sol, la luna y las estrellas, aunque sujeta a calendario católico. Todas sus ceremonias se celebran con bebidas, comidas rituales y danzas, entre las que destacan el yúmare –danza para invocar a la lluvia- y el tutuguri, que requiere el sacrificio de una res para alimento comunitario.


Es muy frecuente en Semana Santa y Nochebuena una versión peculiar que los tarahumaras han creado a partir de la danza de los matachines. Aún conservan juegos con antiguas raíces religiosas: las carreras de bola de encino entre los hombres, conocidas como rarajípari, y las carreras de mujeres en que se lanzan dos pequeños aros entrelazados, a las que llaman rohuena. Compiten por equipos que representan sus rancherías; los hombres recorren distancias kilométricas que se cubren sin interrupción, lanzando con el empeine la bola hacia delante, mientras los espectadores los estimulan gritando “¡huériga,huériga!” y les ofrecen pinole y tesgüino.

23.11.11

Guachochi y alrededores


Tierra de las garzas, como significa en lengua tarahumara, Guachochi ha pasado a ser uno de los centros indígenas mas importantes en el sur de la Sierra tarahumara y en el que se pueden apreciar con mayor frecuencia las festividades populares de esta etnia y la creación de artesanías fomentadas por el Instituto Nacional Indigenista. Guachochi, situado en la parte alta de la sierra, es un lugar estratégico para desplazarse a Norogachi y Tónacho, y sobre todo a la enorme barranca de Santa Sinforosa, uno de los puntos más espectaculares del recorrido. 


17.11.11

Ruta Barrancas


Barrancas del Cobre/ Creel/ Cascada BasaseachiLa ruta de las Barrancas te ofrece un espectáculo lleno de adrenalina.

§  PARQUE DE AVENTURA BARRANCAS DEL COBRE.
§  Experimenta la sensación de volar sobre la majestuosidad del paisaje que brindan las Barrancas del Cobre en El Parque Aventura.
§  Se cuenta con tres elementos que le simularán la experiencia no solo de volar sino de estar suspendido en el vacío. Se trata de un teleférico, una red de tirolesas y una vía ferrata que consta de rappel, escalada en roca y salto de Tarzán.
§  Atracciones ideadas para el pleno disfrute de la familia.
§  Envuelto en las más fantásticas vistas, el contacto con la naturaleza y con sus habitantes naturales, los indígenas Rarámuri.
El teleférico
Es sin duda el más espectacular de México, el recorrido tiene una longitud de 2.75 Km sobre el vacío de la hermosa Barranca.


El “vuelo” en tirolesa
Un recorrido de cuatro kilómetros y medio de longitud, divididos en siete saltos, con dos puentes colgantes.
La ruta puede tomar hasta dos horas y media de su tiempo; los saltos son desde 200 m hasta 1.2 Km. de longitud con alturas de hasta 400 metros, este recorrido se termina con un salto de 700 metros que llega a la mesa de Bacajípare.

La vía ferrata
Combina las disciplinas del rappel, escalada en roca y salto de Tarzán.  Para cubrir este recorrido se pueden fácilmente tomar unas dos horas, además de fuerza, elasticidad y mucho arrojo.
Además, paseos a caballo, magníficos hoteles de la zona y recorridos guiados hacia distintos miradores.

9.11.11

Lago Colina

A 15 kilómetros de San Francisco de Conchos hay un lago artificial denominado Colina. Por sus dimensiones y sorpréndete presencia en medio del desierto, es uno de los atractivos turísticos más importantes de la zona, por lo que no puede perdérselo.

Aquí se encuentra el concurrido balneario Los Filtros, famoso en la región por sus formidables resbaladeros naturales. Su temperatura se mantiene alrededor de los 18 °C y se encuentra rodeado de un hermoso paisaje desértico con plantas xerófilas, yucas, arbustos y leguminosas.

La pesca representa una actividad atractiva por la variedad de especies que se crían, como lobina negra, bagre, tilapia y trucha. Existen lanchas de alquiler y se pueden practicar la natación y otros deportes acuáticos. También podrá ver algunas aves que anidan en las riberas, y en temporada invernal conservará aves migratorias que vienen del norte de Estados Unidos y Canadá, como patos y gansos.

2.11.11

Templo de la Virgen del Rayo

Aunque está dedicado a la Virgen de la Candelaria, este templo se llama así por su misteriosa historia. Se cuenta que la imagen de la Virgen fue sacada en procesión en julio de 1686 para implorar el agua que el cielo no mandaba. Sorprendentemente el milagreo se hizo; las nubes se agolparon y la tempestad se desato cerca de San Diego de Minas Nuevas.
Un rayo fulminó la escena. Los peregrinos fueron lanzados al vacio y la imagen recibió un destello que le dejó marcado del rostro. Afortunadamente no hubo muertos y la lluvia libró a Parral del hambre.  Agradecidos, los mineros le cambiaron el nombre por el de Nuestra Señora del Rayo, quien siguió haciendo múltiples milagros.
El gobernador Alday, en agradecimiento por haberles ayudado a destruir a los tobosos que asolaban los caminos, la nombró Generalísima en 1723, y puso a sus plantas su invencible espada militar.